José Miguel Marín Acotto (15 de mayo de 1945 - 30 de diciembre de 1991) fue un futbolista argentino que se desempeñó como guardameta y también como entrenador de fútbol. Surgido en el Club Atlético Vélez Sarsfield, se consagró campeón en el conjunto argentino. Posteriormente, se transformó como una de las máximas leyendas del balompié mexicano, y del Club Deportivo Cruz Azul, considerado como el más grande ídolo a nivel deportivo de tal equipo.
Hijo de una familia de modesto nivel económico, Miguel nació el 15 de mayo de 1945 en la ciudad de Río Tercero en la Provincia de Córdoba, Argentina. Desde pequeño mostró aptitudes como portero, admirador del mítico arquero Amadeo Carrizo; tuvo en él su ejemplo a seguir. Surgido de su cantera, debutó a la edad de 19 años, jugando para el Club Atlético Vélez Sarsfield el 9 de agosto de 1964. Las habilidades de Marín le ayudarían a ser considerado dentro del cuadro nacional argentino juvenil durante los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, en Japón. Poco después, en 1970, sería convocado a jugar con la Selección de fútbol de Argentina.
Sereno defensor, hábil estratega, atajador experimentado, supo jugar el área y mover su línea de seguridad a diversas distancias, y alturas también, parador de tiros rasos, al arco y era resistente a los cañoneos, Marín lograba posicionarse en un lugar donde fue difícil vencerle.
Afianzado como arquero titular, "El Gato" Marín se consagró campeón con "El Fortín" en el Torneo Nacional 1968 y subcampeón del Torneo Metropolitano de 1971. En total disputó 225 cotejos defendiendo la "V" azulada entre 1964 y 1971.
De felino a superhombreEl año de 1971 Guillermo Álvarez Macías, directivo de Cruz Azul, logró la transferencia de Marín a "La Máquina Celeste" el 21 de diciembre de 1971, a través del pago de 30 mil dólares, para debutar el 25 de diciembre del mismo año [1]. Su primera participación fue un éxito, ya que contribuyó al triunfo de su nuevo equipo sobre las Chivas Rayadas del Guadalajara, al finalizar el encuentro con el marcador de 2 a 0 en favor de los "cementeros".
El sobrenombre con que inicialmente se le conocía era "El Gato". No obstante, debido a la espectacularidad de sus lances, se ganó el calificativo de "Superman", el cual invariablemente le era aplicado por el afamado y ya desaparecido comentarista y locutor Ángel Fernández Rugama. Se iniciaba la etapa épica del club y, a la vez, la leyenda del arquero. La brillante trayectoria de Acotto lo colocaría en una posición inigualable dentro de las estadísticas, con un número mínimo de goles en contra que lo convertían en el guardameta mas eficaz de la historia del fútbol mexicano.
Las actuaciones de Marín poco a poco lo consolidaban como una de las figuras destacadas del Cruz Azul y del balompié mexicano, y sin lugar a dudas la vigilancia del marco celeste contribuyó en mucho para la consecución de 5 "Campeonatos de Liga" de la Máquina, además del título "Campeón de Campeones" en una ocasión, "Campeonato de Concacaf", y las distinciones de "Mejor arquero del año" en las temporadas 78-79 y 79-80, además de "Mejor jugador del año" en la temporada 79-80 durante los torneos largos.
La sencillez, el carisma y sus enormes dotes de líder lo convirtieron en ídolo de los niños mexicanos de aquellos años. El gran sentido de disciplina y camaradería se hacían patentes en el plantel a través de su persona. Fue él quien le dio el mote de "Ojitos" a Enrique Meza, su gran amigo y eterno suplente dentro del Cruz Azul.
Era común ver, en cada encuentro disputado por Cruz Azul, las gradas detrás de la cabaña celeste llenas con niños -de todos los niveles económicos- que gritaban emocionados al observar los lances espectaculares de Miguel.
Parador de cañoneros como Evanivaldo Castro "Cabinho", la "Cobra" Muñante, Osvaldo Battocletti e incluso Hugo Sanchez, Carlos Reinoso y Ricardo Ferretti, el arco defendido por Marín era sinónimo de seguridad para sus compañeros. No obstante, el "Super Hombre" resentía el castigo de los disparos.
En los partidos de Cruz Azul, era comun escuchar la Narracion de "Angel Fernandez" famoso comentarista deportivo de la epoca, con una frase muy hecha para su gran amigo "Y ME PONGO DE PIE ANTE EL SUPERMAN MIGUEL MARIN"
Durante una entrevista a los medios deportivos mexicanos reveló las consecuencias del atajar tantos "bombazos" al quitarse los guantes y dejar ver unas manos deformadas, aseverando: "Son pelotazos de la vida".
La entrega al espectador mexicano, su público, era total: dejaba el corazón en cada encuentro, y fue precisamente el corazón quien le dio el primer aviso de su inminente retiro. El hombre del suéter albiceleste comenzaba a tener problemas. Aun así, haría historia al convertirse en uno de los pocos guardametas que se anotaban autogol, y esto debido a un error en un partido disputado el domingo 23 de mayo de 1976 cuando, al enfrentar al Atlante, Marin efectuó un despegue de mano que erróneamente terminó dentro de su propia cabaña.
Hacia 1980 experimentó síntomas de problemas cardíacos, por lo que fue trasladado a Houston, Texas, para ser intervenido quirúrgicamente. Aparentemente su salud mejoraba, pero a principios de febrero de 1981 sería intervenido nuevamente para atenderle un cuádruple desvío de las arterias coronarias, y a mediados de ese mismo año le diría adiós a las canchas y a la afición mexicana, precisamente jugando ante los rivales que lo vieron llegar: el Club Deportivo Guadalajara. La insignia -su suéter- la entregó en manos de Ricardo "El Oso" Ferrero, también argentino, quien resintió el peso de su antecesor.
Fue nombrado por la directiva entrenador de Cruz Azul el año de 1982, pero su carrera se vio truncada a causa de una agresión a un árbitro (algo insólito en él), lo que le valió ser castigado por espacio de un año. Poco después se incorporaría al plantel de los Coyotes de Neza, fungiendo como entrenador para regresar posteriormente a dirigir a fuerzas inferiores del campamento "cementero".
Dentro de la Selección Nacional Mexicana desempeñaría un papel clave, al convertirse en entrenador de guardametas durante la era de Bora Milutinovi?, en el mundial de México 1986.
El adiós a un grandeFue precisamente al desempeñar el puesto de entrenador del equipo de la Universidad de Querétaro, cuando se encontraba en actividades, cuando sufrió un infarto fulminante al corazón: el 30 de diciembre de 1991 fue trasladado al Hospital de Santa Cruz de Querétaro, en donde perdió su último encuentro, el encuentro decisivo: el "arquero invencible" había sido derrotado por la muerte.
La noticia se extendió como reguero de pólvora,un golpe seco para el medio futbolistico mexicano: había muerto "Superman" el insuperable "Miguel Marín" Sus rivales y compañeros de profesión acudieron a darle el último adiós. Acotto se convertía en leyenda que, al paso del tiempo, ha permanecido y se ha agigantado en la historia de Cruz Azul y del fútbol mexicano. Sus restos descansan en el Cementerio de la Chacarita, en su país natal, Argentina. En Mexico vive su leyenda.